La soledad puede ser hermosa si se usa de forma adecuada.
Es genial poder tumbarse en la hierba con un tu cuaderno favorito, un bolígrafo y unas vistas increíbles. O coger la cámara y recorrerse la ciudad en busca de rincones aún no fotografiados.
Está bien de vez en cuando eso de sentarse en un banco a ver cómo la gente pasa delante de ti, cada uno con una historia que contar y caras diferentes. De verdad que es muy interesante.