viernes, 6 de febrero de 2015

Adiós.

Creo que todo tiene un final y creo que lo mejor es dejar de publicar entradas en blogs. No dejaré de escribir, ya que ni quiero ni puedo, pero sí de mostrar públicamente los textos que escriba. Puede que sea un error o un acierto, pero creo que es lo mejor. De todas formas no había casi nadie que lo leía, así que me cuesta todavía menos deshacerme del blog. No lo voy a eliminar, pero sí lo dejaré inactivo, posiblemente hasta el fin de los tiempos.
Un placer haber compartido mis textos con vosotros y que en algún que otro caso me hayáis comentado con vuestra opinión. Gracias por todo.
Hasta siempre.

domingo, 1 de febrero de 2015

Nací.


Nací libre para soñar, aspirar alto y volar entre ilusiones. Nací para naufragar entre la vida, entre el breve tiempo desde el principio hasta el final. Nací para aprender, para conocer, para explorar, para ser curiosa. Nací para andar, correr, para alcanzar mis metas. Nací para gritar lo que quiera, para pensar lo que nunca diría y para hablar lo que me parece correcto. No fue casualidad, llegué aquí con una pregunta y aún sigo buscando respuesta. Nací con un cuerpo, una mente y un alma que, por suerte o desgracia te sigues llevando poco a poco. Nací llorando porque después de la tormenta viene la calma, y fíjate, ¡tenía toda una vida para sonreír! Así he hecho. Reconozco que he tropezado con la misma piedra más de una vez, pero nací imperfecta (como cualquier persona viviente de este mundo) y me equivoco, sonrío y corrijo. Todavía no he conocido a nadie que de una mala partida no haya sacado una conclusión, una lección. Porque nacimos para algo, y ese algo sólo lo sabemos nosotros. ¿Y tú?, ¿qué quieres que sea ese algo?

jueves, 29 de enero de 2015

Vuelta a las andadas.


He vuelto a recordarte, ahogándome en los recuerdos, en la almohada empapada de lágrimas, en tu olor aún metido en mi pecho. Me gustaría inundarme entre tus brazos, navegar a la deriva y encontrar islas desiertas donde acampar hasta que la tormenta amaine.

¿Sabes? He vuelto a recordarte y aún no sé por qué. O sí lo sé y no me gusta alardear de que un día casi fuiste mío y ya no. Sólo me queda escribirte, mandar la carta a la luna y que ella te regale un suspiro y caricias.

No debería haberte recordado, no debería habernos recordado compartiendo las carcajadas que más felicidad desprendían del mundo; ni a ti, ni a mí, ni a las noches de películas, sofá, muchos besos y bueno, quizá no tanta película.

He de decir que si vuelvo a recordarte, no dudes en venir a buscarme y volvernos locos juntos, corriendo a pleno pulmón y gritando lo más rápido que podamos.

He vuelto a recordarte.

He vuelto a las andadas.

lunes, 5 de enero de 2015

Volando acordes.


Acaricié las cuerdas de la guitarra como quien pisa la Luna por primera vez, con cuidado pero eternamente feliz. Miré mis ojos a través del espejo que tenía delante y en seguida lo supe: la guitarra era la mejor vía de escape que podría haber elegido. Empecé a tocar mi canción favorita acorde a acorde y todo se volvió rosa. No rosa literalmente, pero sí la vida tomó otra forma (o fui yo quien la empezó a ver de distinta manera). Los problemas que me atormentaban fueron desapareciendo, volando lejos con cada acorde de guitarra que mis dedos pronunciaban.
Volví a mirar al espejo: sí, aquello me hacía feliz.