domingo, 1 de febrero de 2015

Nací.


Nací libre para soñar, aspirar alto y volar entre ilusiones. Nací para naufragar entre la vida, entre el breve tiempo desde el principio hasta el final. Nací para aprender, para conocer, para explorar, para ser curiosa. Nací para andar, correr, para alcanzar mis metas. Nací para gritar lo que quiera, para pensar lo que nunca diría y para hablar lo que me parece correcto. No fue casualidad, llegué aquí con una pregunta y aún sigo buscando respuesta. Nací con un cuerpo, una mente y un alma que, por suerte o desgracia te sigues llevando poco a poco. Nací llorando porque después de la tormenta viene la calma, y fíjate, ¡tenía toda una vida para sonreír! Así he hecho. Reconozco que he tropezado con la misma piedra más de una vez, pero nací imperfecta (como cualquier persona viviente de este mundo) y me equivoco, sonrío y corrijo. Todavía no he conocido a nadie que de una mala partida no haya sacado una conclusión, una lección. Porque nacimos para algo, y ese algo sólo lo sabemos nosotros. ¿Y tú?, ¿qué quieres que sea ese algo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario