
La misma historia de siempre, las mismas discusiones, pero todo extrañamente diferente. Ahora todo está más frío, incluso con ganas de guerra por ganar el premio. Existen remordimientos. Remordimientos de creer que algo está yendo mal y no se hace nada por remediarlo. ¿Seguiremos así siempre? Son esas ganas de abandonar, de tirarlo todo por la borda y dejar ganar a la vida. Y seguimos en las mismas, seguimos siendo los de siempre, aquellos que a la primera tiraban la toalla e intentaban cargar con el marrón a otro. ¿Es eso justo? No, no lo es. Dime que esta guerra acabará y esa relación que teníamos ya no volverá a basarse en gritos, en ganas de casi ni verse la cara el uno al otro como está ocurriendo ahora. Quizá pasa esto porque es nuevo para nosotros eso de incluir a alguien más en nuestras vidas que nos diga que siempre hemos estado cometiendo errores y en el fondo, no nos gusta admitirlo. Hemos pasado de ser casi mejor amigos a no querer hablarnos por miedo a otra discusión por lo de siempre. Está claro que esto no debería ser así, pero si no pones de tu parte por que acabe esta situación, lo siento, pero no puedo hacer nada.
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