Él era como un rayo de sol en invierno, como una sonrisa de esas que te sale sin querer, como alguien de quien aprender a vivir la vida. Parecía despreocupado, aunque no siempre fuese así. Era muy suyo, muy listo, muy serio (y por eso me gustaba tanto sacarle sonrisas). No había cosa en el mundo que me gustase más que estar a su lado haciendo cualquier cosa, Él era un borde, siempre me picaba, Él era la persona que más me gustaba del planeta. Él era un remolino de pensamientos en su cabeza. Él también era noches oscuras sin estrellas ni luna.
Él era todo, todo para mí.
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