martes, 31 de diciembre de 2013

Pasando lento.


Y qué lento pasa el tiempo con una simple canción.
Lo increíble que es sentarse en el sofá, escuchar una de esas canciones que te hacen sentir la persona más pequeña del mundo y aprender a apreciar más cada mínima cosa que te rodea. Lo increíble que es que las lágrimas echen una carrera por tus mejillas irradiando felicidad, tristeza, odio y agradecimiento a la vez.

Y qué lento pasa el tiempo con una simple canción.
Pensar en cada detalle que viviste, que te hizo sonreír o explotar de rabia. Pensar en cada mirada de agradecimiento que recibiste. Pensar en cada abrazo sincero que diste a la persona que querías. Pensar en cómo el tiempo se va comiendo tu vida.

Y qué lento pasa el tiempo con una simple canción.
Gritar a la felicidad que ya llegó tu hora. Salir a la calle con tus mejores zapatos, y sobre todo, con tu mejor sonrisa. Empezar cada día comiéndote el mundo con más ganas que cualquier día pasado. Llorar, desahogarte y sonreír simplemente porque te lo mereces. Y siempre viviendo cada segundo como el último, al compás de esa canción que hace que tu tiempo pase lento para poder apreciar más todo y poder coger fuerzas en cada suspiro.

A escribir de nuevo.


Y entonces escribes un nuevo guión de trescientas sesenta y cinco hojas, de trescientas sesenta y cinco experiencias más expresadas en un papel, olvidando el pasado, viviendo el presente y afrontando los problemas como mejor se sabe. 

lunes, 23 de diciembre de 2013

Pero por qué.


¿Por qué la gente tiene tanto miedo de ser ellos mismos? ¿Por qué la gente tiene tanto miedo de hacer el ridículo? ¿Por qué a la gente le importa tanto lo que piensen de ellos? ¿Por qué la gente cada vez hace menos locuras? ¿Por qué la gente se mete en la vida de los demás aun sin haber arreglado primero la suya?¿Por qué la gente tiene tanto miedo de dejarse llevar por los sentimientos?  ¿Por qué la gente necesita insultar a los demás para sentirse superiores? ¿Por qué cada vez hay menos humildad? ¿Por qué no dejamos de ver los errores de la gente que nos rodea y empezamos a corregir los nuestros?
Eh, ¿pero por qué?

viernes, 20 de diciembre de 2013

No sé, tío, alguien.


Alguien con quien compartir mis madrugadas.
Alguien con quien reír hasta llorar.
Alguien que me abrace cuando tenga frío.
Alguien que prefiera verme a escribirme.
Alguien con quien compartir mis cafés.
Alguien que sepa darme una buena conversación de horas y horas.
Alguien... alguien como tú.
Sentarme frente al café, rodeado de personas pero de ninguna. Cojo el bolígrafo y no existe nadie más que el cuaderno, ese anteriormente mencionado bolígrafo, el café y yo. Las palabras fluyen y con ella, mi mente.
Me hallo en la cafetería de cada día a las cuatro de la tarde, la cafetería en la que paso mis días plasmando sentimientos ante el papel. Y es que con él puedo ser yo, pueden ser mi odio, mi amor, mi rabia, mi felicidad, mis lágrimas las que hablen por mí.

jueves, 19 de diciembre de 2013

De nuevo aquí.


Un año más para coleccionar, para recordar u olvidar, para soñar con otros mejores. Tantos propósitos que no llegan a cumplirse y a veces, ni a imaginarlos cumplidos, pero ahí están. Un año más para intentar miles de sonrisas más. Ni orden ni cojones, yo lo que quiero es vivir disfrutando en mi desastre. Nadie me enseñó a exigir siempre más, sólo es una idea más que se me pasa por la cabeza, pero también un intento de ello.
Este año vienen muchos más momentos increíbles con gente increíble y eso es lo que valoraré. Este año está para soñar y luchar más que nunca, que viene siendo hora. Un año más que puede estar lleno de sus sonrisas, o simplemente no. Y conoceré a mil personas más, pero a ninguna como a él y a las jodidas ganas que me entran de comerle.
Y sí, voy a vivir un año más, ¿te vienes a compartirle conmigo?

jueves, 12 de diciembre de 2013

Sí, son buenos tiempos.


Un poco de relax. Eso, un café y la madrugada entre sus brazos. Días amargos, como las tormentas de verano en su punto más fuerte. Echar la cabeza hacia atrás y suspirar. Que suene la música más alta que cualquier sonrisa falsa. Y reír como una loca, a tu lado. Que ojalá un mundo sin oscuridad oculta. Son esos pequeños detalles los que te suplican alegrar la cara. Y que me castiguen si no me levanto con ganas de luchar y un cigarro en la mano. Son buenos tiempos para ver que las penas se van sólo con una sonrisa, la suya. Hablo de amor habiéndolas pasado y putas, y disfrutando del momento. El tiempo pasando lento no es nada comparado a esas horas queriéndonos y a lo loco, saboreándonos poco a poco. Nunca es suficiente, o eso me decían, y sigo pensando en la razón que tenían y tienen hoy por hoy. Café, frío, canciones de piano, miles de sinfonías de Beethoven. Son buenos tiempos para quererte y que no me falles. Es suficiente con tus abrazos y nuestras sonrisas pegadas la una a la otra.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Una vez más.


Miénteme una vez más, dime que soy fuerte y que todo saldrá bien. Miénteme y no dejes de abrazarme. Miénteme, pronuncia un 'te quiero' y sonríe. Dime que soy la única y que mis besos son lo que más necesitas. Pregúntame qué tal estoy y preocúpate por mí. Bésame como si no hubiera mañana. Hazme reír una y otra vez hasta llorar, hasta quedarme sin fuerzas. Dime que nunca te irás de mi lado, que pasaremos la vida juntos, que lo nuestro es para siempre. Bájame hasta estar debajo del agua y hazme cosquillas. Tírame a la piscina en brazos mientras nos reímos. Haz que me enamore de ti. Hazme el amor bajo la luna, en la playa, muy lentamente. Muérdeme el labio y bésame la nariz.

Después, cuando ya me tengas en la palma de tu mano, vete. Vete lejos y rómpeme el corazón, dejándome destrozada como cada uno de los tíos que pasan por mi jodida vida. Aprovecha esa confianza para después romperme cachito a chachito con más facilidad.

Eso sí, no vuelvas por aquí.

sábado, 23 de noviembre de 2013

Ese vacío.

Vacío, como sus ojos;
vacío, y ya está.
Vacío el alma muerta,
vacío de tanto luchar.

Que me maten si eso es justo,
pero sin dar un paso atrás,
que es mi mente la que no cesa
de llorar y llorar.

A mis pies yace mi ánimo,
y con ella mi corazón,
pues amor es lo que pide,
y no se lo dan si no soy yo. 

Cuándo acabará esto,
cuándo aprenderé,
antes de morir
o de morir de verdad.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Dreams.

Que sí, que lo conseguiré. Sé que no será fácil (como la mayoría de sueños que queremos alcanzar algún día), pero no quiere decir que me pueda rendir a la primera, a la segunda o incluso, a la décimo-octava. Pueden haber miles de obstáculos, pero todo se queda pequeño cuando deseas algo de verdad. Son esas ganas de conseguirlo lo que te hace no echarte atrás, por muy costoso que sea. Luchar, no hay más.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Piérdete.

No sé ni qué decirte.Creo que empezaría con '¿por qué?'. No puedo creerme que en los diecisiete jodidos años de mi vida, no hayas cumplido una sola promesa. Te quejas de estar solo, de que no te salen las cosas bien, pero es realmente lo que mereces. No soy la mejor juez, pero sí sé lo que está bien y lo que está mal. Nunca te has preocupado por las cosas que deberías, entre ellas, yo. Siempre has ido a tu bola, haciendo lo que querías, sin pensar en nadie más aun teniendo una familia. Te daba igual si yo lo pasaba mal o no, sólo te preocuparas porque no fuese vestida como una fulana. No te debo nada. Nunca podré decir que estuviste a mi lado en mis peores momentos, porque mentiría. La culpa de todo esto la tienes tú, es lo que de verdad me fastidia. Te haces pensar que nos cuidas, a mi hermano y a mí, pero es una más de las mentiras que hasta tú crees de tanto repetirlas. Dime, ¿algún día cambiarás? Por ahora, todo lo que siento hacia ti se une en una sola palabra:
Piérdete.

viernes, 1 de noviembre de 2013

Primer café.


Una calada más.
Dos noches de lágrimas menos.
Tres miradas más.
Cuatro suspiros menos.
Cinco cafés más.
Seis segundos menos.
Siete bolígrafos para escribir más.
Ocho sonrisas falsas menos.
Nueve canciones de piano más.
Diez 'te quiero' menos.
Y todo esto, sin ti.

domingo, 27 de octubre de 2013

Jodidos adolescentes.


Vuelvo a pedirte perdón por cada uno de mis errores, por el daño cometido. Nunca es fácil pedir perdón, pero en este caso era necesario. Sé perfectamente que pude evitar todo lo dicho anteriormente y no lo hice, pero es lo que tenemos los jodidos adolescentes. No pensamos en las consecuencias ni nos preocupamos de nada, sólo nos guiamos por la locura. Está mal. Pues claro que está mal. ¿Acaso alguna vez no quisiste reparar todo ese daño causado a las personas que queríamos? Hay errores tan grandes que duelen todo lo que nos queda de vida. Esos mismos son los que evitamos, y aún así, acabamos cometiéndolos. Y créeme, no hay nada de lo que más me arrepienta que hacerte daño. Sí, a ti, a la persona que siempre me ha apoyado, la que desde un principio apostó por mí sin mirar atrás. Te he fallado. Lo siento... sigo siendo una jodida adolescente.

domingo, 20 de octubre de 2013

Tú y tus maneras de hacerme perder el control.





¿Cómo unos simples mechones de pelo pueden hacer que tu imaginación vuele tanto? Mis manos entre sus cabellos, mientras compartimos un par de besos, seguidos de otros más. Su mirada bajo ese cielo marrón y sexy. Lo que me encanta que se enrede su pelo en el mío, en cada noche que dormimos sobre la misma cama, bajo las mismas sábanas, envueltos en ese deseo constante de comernos el uno al otro. Y no hace falta más que su pelo despeinado de por las mañanas, el de antes del desayuno y después del sexo, el mismo que acaricia mi cara con cada abrazo que me das cuando los dos necesitamos un poco del otro.


martes, 1 de octubre de 2013

Va cambiando todo, poco a poco.


La misma historia de siempre, las mismas discusiones, pero todo extrañamente diferente. Ahora todo está más frío, incluso con ganas de guerra por ganar el premio. Existen remordimientos. Remordimientos de creer que algo está yendo mal y no se hace nada por remediarlo. ¿Seguiremos así siempre? Son esas ganas de abandonar, de tirarlo todo por la borda y dejar ganar a la vida. Y seguimos en las mismas, seguimos siendo los de siempre, aquellos que a la primera tiraban la toalla e intentaban cargar con el marrón a otro. ¿Es eso justo? No, no lo es. Dime que esta guerra acabará y esa relación que teníamos ya no volverá a basarse en gritos, en ganas de casi ni verse la cara el uno al otro como está ocurriendo ahora. Quizá pasa esto porque es nuevo para nosotros eso de incluir a alguien más en nuestras vidas que nos diga que siempre hemos estado cometiendo errores y en el fondo, no nos gusta admitirlo. Hemos pasado de ser casi mejor amigos a no querer hablarnos por miedo a otra discusión por lo de siempre. Está claro que esto no debería ser así, pero si no pones de tu parte por que acabe esta situación, lo siento, pero no puedo hacer nada.