lunes, 29 de diciembre de 2014

Pasado.


A todos nos cuesta hablar en pasado de una persona que estuvo, pero ya no está. Nos cuesta porque aún duele, porque queremos que permanezca a nuestro lado, que comparta sonrisas con nosotros, hacer tonterías y que nos siga el rollo, que nos abrace nada más vernos. Pero ya no está. Sólo nos quedan los recuerdos y, en cierto modo, deberíamos alegrarnos porque nos queda algo. Pero ya sólo es pasado.

sábado, 27 de diciembre de 2014

Él.


Él era como un rayo de sol en invierno, como una sonrisa de esas que te sale sin querer, como alguien de quien aprender a vivir la vida. Parecía despreocupado, aunque no siempre fuese así. Era muy suyo, muy listo, muy serio (y por eso me gustaba tanto sacarle sonrisas). No había cosa en el mundo que me gustase más que estar a su lado haciendo cualquier cosa, Él era un borde, siempre me picaba, Él era la persona que más me gustaba del planeta. Él era un remolino de pensamientos en su cabeza. Él también era noches oscuras sin estrellas ni luna.
Él era todo, todo para mí.

sábado, 20 de diciembre de 2014

Kilómetro 0.


Empecé el viaje en tus labios. Me recorrí una a una las carreteras de tu cuerpo hasta volver al Kilómetro 0. Fíjate, estudiadas me las tenía todas y siempre acababa perdiéndome en ti. No podía soportar la idea de alejarme de ti, de saborear los viajes como auténticos manjares en el restaurante más caro que existe. Y así siguieron los días, recorriéndomelo todo poquito a poco.
Llegó el día en el que imaginarme lejos de aquellas carreteras me aterraba. Llego el día en el que me di cuenta de que aquellos viajes eran lo más bonito de mi vida.
Llegó el día en el que me hice total y completamente adicta a ti.

(Y siempre acabaré volviendo al Kilómetro 0, porque, bueno, ¿para qué engañarnos? Es la mejor parte del viaje).

viernes, 12 de diciembre de 2014

Caminos semiunidos.


Hay personas que vienen, otras que se van y otras que, por mucho que quieras, dejan un pedacito de ellas que se enciende cada vez que escuchas su nombre. Y llega el atardecer y a esas personas les da por pasearse por la carretera de los recuerdos, por el carril izquierdo, rumbo a la melancolía.
Y te da por pensar,
y te da por echarlos de menos,
y, ¿se acordarán de ti?

Pero entonces. te das cuenta de que ya se han ganado un huequecito en tu corazón para el resto de tu vida. Levantas la cabeza, suspiras y por fin aceptas, casi sin rechistar, que aunque vuestros caminos se hayan separado, siempre estarán unidos; semiunidos.

martes, 9 de diciembre de 2014

Un pedacito de ti.


Te escribiré mil noches, tardes y mañanas pensando en ti, en cómo arrancarme el sutil recuerdo de tu aroma que en mí tanto ha calado.
Pediré a la luna, como si por alguna que otra casualidad pudiera escucharme, que te traiga de vuelta.
Pasaré las noches en vela, apretando los ojos fuerte mientras pronuncio tu nombre sin que de mi boca salga palabra alguna, por si es verdad y al destino le da por hacerme uno de los mejores regalos de mi vida y consigo que te traiga de vuelta al sofá del salón, a ver películas mientras bebemos café refugiados en una manta.
Todo esfuerzo será en vano y toda canción que escuche, por alguna razón, tendrá un pedacito de ti.
Pero sigo aquí, con el alma en la mano y el orgullo en el cielo, vagabundeando cualquier sonrisa que de ti se pueda desprender y que haga que ese orgullo baje aquí.
Porque eras el único que transformaba las respuestas rebosantes de bordería en otras un poco más amables, siempre cargadas de sonrisas.

jueves, 4 de diciembre de 2014

Cientos de noches.


Se pasó las noches en vela, con la luna reflejada en sus ojos. No podía parar de mirarla: era inmensamente bonita y circular. E incluso a veces parecía una percha donde dejar colgados los recuerdos e irse corriendo. La primera sensación al mirarla cada noche siempre era la misma. Un escalofrío.
De cierto modo también se identificaba con ella: estaba tan lejos del mundo y a la vez tan cerca que a veces (más concretamente por el día) se perdía.
Y eran cientos de noches bajo la luna, en la ventana, con la mente hecha un lío entre tanto alboroto que deslumbraba dejando huella. Con tanto silencio numerosas veces le daba por tararear sinfonías de Bach o recitar poemas de Bécquer que le hicieran olvidarse incluso de que existía.
Pero acabó el verano. Él volvió. Ella cambió esas cientos de noches de luna por cientos de noches de almohadas húmedas por las lágrimas.

jueves, 13 de noviembre de 2014

Momentos de soledad acompañada.


Es bonito estar sola por la calle, con canciones tristes en los auriculares y una luna de fondo. De verdad que es bonito. 

La soledad puede ser hermosa si se usa de forma adecuada. 

Es genial poder tumbarse en la hierba con un tu cuaderno favorito, un bolígrafo y unas vistas increíbles. O coger la cámara y recorrerse la ciudad en busca de rincones aún no fotografiados.

Está bien de vez en cuando eso de sentarse en un banco a ver cómo la gente pasa delante de ti, cada uno con una historia que contar y caras diferentes. De verdad que es muy interesante. 


domingo, 2 de noviembre de 2014

Sunday.


¿Qué tendrán los domingos que a cualquiera vienen abajo?
Sobre todo esos de lluvia y cielos cubiertos de grises nubes, flotando y corriéndolo todo de un lado a otro. Y hablemos de la melancolía que te invade el cuerpo y ese sentimiento de que algo estás haciendo mal. Quizás nos faltan propósitos cumplidos, ganas de luchar o qué sé yo. Conozco demasiado bien de lo que hablo y es que cada domingo hay algo que me dice que no lo intento lo suficiente. Maldito último día de la semana que nos grita en finos susurros que al día siguiente vuelven las clases, la rutina, el trabajo. Está claro, los domingos no son un buen día.

sábado, 1 de noviembre de 2014

No te vayas.


No te vayas,
quédate conmigo.
Sonríeme, abrázame,
hazme reír.

Hazme olvidar el mundo,
los problemas, lo demás;
hazme sentir libre
como un alma vagabunda
que por calles solitarias se pierde.

No me sueltes,
aprieta fuerte,
no se nos cuele el aire.

Preciosa la sonrisa
que alumbrando cielos grises
ilumina también nuestro rostro.

Hazme bonita
con sólo mirarme.
Haznos uno sólo,
amistad.
Haznos dos personas,
dependientes e independientes
a la misma vez.

No te vayas,
te necesito.
Y si te vas
y mi alma queda en pena,
recuerda que
un pedazo de corazón
te lo llevas contigo.




Dedicado a todas las personas que han pasado esta semana conmigo en Granadilla y que me han ofrecido su cariño, haciéndome y haciendo todo especial. Muchísimas gracias, de verdad. Personas como vosotras quedan pocas.

domingo, 26 de octubre de 2014

No queremos separarnos.


Nos quedamos solos en medio de la noche, con las ideas descolocadas y tus manos perdidas en mi pelo, despeinándome. Sólo se podía ver tu sonrisa y la mía, y es que todo lo demás era irrelevante, no tenía apenas importancia. Era un caos de esos tan bellos que no puedes dejar de mirarlos. Éramos tú, yo y la incierta idea de lo que iba a ocurrir después. No podía dejar de admirar tu inteligencia, la facilidad con la que me hacías reír nerviosamente, colocándome el pelo sobre las orejas y mirando hacia abajo con una vaga sensación de vergüenza. Pero en realidad esos momentos eran de los que más me gustaban; aunque no había ninguno como cuando nos tirábamos en la cama a escuchar aquel vinilo de los ochenta que reproducía música clásica. No, está claro, no había ninguno como ese. Me encantaba disfrutar de la buena música y del calor que tus abrazos me proporcionaban, de la tranquilidad que el ambiente desprendía. Y aquí estamos, entre tanto pensamiento desordenado, sin las ideas claras excepto una: no queremos separarnos el uno del otro.

miércoles, 8 de octubre de 2014

Ven, quédate.

Ven, siéntate, hablemos de cómo pasan los segundos, los minutos, las horas, sin que nos demos cuenta. Casi sin ser conscientes de ello a veces. Te acuestas un lunes y ya es domingo. Hace calor, los campos ya florecen y llenan de alegría a cualquiera que pase por su lado, pero dentro de dos días volverá ese invierno que hará a todos quedarse en casa bebiendo chocolate caliente, resguardándose del frío bajo una manta.
Ven, toma una taza de té. Sabe bien, ¿verdad? Es de los mejores que he probado. Espero que comprendas que sólo lo sirvo a mis mejores visitas.
Ven, hablemos de la vida, de cómo te ha ido sin mí, de si has visto muchas lunas llenas flotando en la noche. Hace poco vi una que me recordó a ti; tan grande, tan bonita.
Ven, fumemos otro cigarrillo mientras me haces reír, como cuando eran buenos tiempos y no me separaba de ti. Esos tiempos en los que los días grises parecían mejores sólo con verte sonreír.
Ven, vamos a comernos el mundo como antes hacíamos, como cuando salíamos a la calle a hacer locuras, a gritar y a que nos miren raro mientras éramos felices.
Ven, cuéntame de ti. O te contaré yo: mis sonrisas no han vuelto a ser las mismas. Y hasta que no vuelvas de verdad y me digas que te quedas, no retornarán, no serán tan amplias ni desprenderán tantas ganas de vivir la vida.
Ven, dime que no, que no te vas. Que esta vez es para quedarte de verdad.
Quédate.

lunes, 6 de octubre de 2014

Libertad.

El deseo de salir de la jaula, gritar fuerte y comerte el mundo pedazo a pedazo, saborear los días dulces y no los amargos, empezar a hacer lo que te gusta (acompañado de café frío) y disfrutar, porque bueno, al fin y al cabo es lo único que nos queda.

 

sábado, 4 de octubre de 2014

Especial.

No hay nada mejor que dormir entre tus brazos, después de una cadena de besos que parecía ser infinita. Y sentirme especial sólo con verte sonreír a media noche, a mi lado. Y despertar, besarnos y acabar perdidos por algún lugar de la cama. No hay nada mejor que tú haciéndome cosquillas mientras estallo en risas, pidiédote que pares. No hay nada mejor que nosotros.

He llegado a un punto en el que sólo sé vivir la vida contigo y me invade un miedo terrible al pensar que puede no ser así.

Eres especial.

miércoles, 1 de octubre de 2014

Los olvidos no se olvidan.

Puedo intentar olvidarte, luchar contra viento y marea para recuperar el cachito de corazón que me quitaste, pero siempre es en vano. No consigo dejar atrás todas esas sonrisas que entre cosquillas de tus manos nacían, ni permitirme el lujo de echarme en la hierba sin acordarme de la primera vez que nos besamos. Eres tú, tú y tú. Y aunque a veces ponga buena cara aun muriéndome por dentro, no puedo separarme de ti. No puedo ver cómo te alejas sin ni si quiera una de tus tonterías (que tanto me hacen reír) como despedida, porque simplemente mi mente y mi corazón se han aliado para no dejarte marchar de mi vida. Chico, te has convertido en algo imprescindible.

martes, 30 de septiembre de 2014

Misión fallida.

Con los dedos cruzados volví a pronunciar un “debo quererme". Con la cabeza bien alta y mirada fuerte. ¿Que cómo es una mirada así? Bien, es simple: como un pájaro que vuela al cambiar de estación y no sabe dónde va, pero sí ansia un lugar mejor, más cálido.

Escribí en el espejo “estás más guapa con una sonrisa" con pintalabios rojo y decidí dejar de ver defectos para ver lo mejor de mí.

Desgraciadamente fallé. Fallé como ocurre siempre. Acabé por borrar la frase del espejo. Triste, sí, pero no más que una sonrisa sin querer ser dibujada.

lunes, 29 de septiembre de 2014

Lágrimas transparentes.

Hoy no ha salido el sol, no ha brillado como normalmente lo hace. Hoy las nubes han teñido de gris el día, haciéndonos retorcer lentamente.
No, hoy no es un buen día.

Los muertos se han levantado para llamarme “hermana", me han hecho su esclava. Me han llevado a lo más profundo mientras lloraba dolor.
No, no es un buen día.

Hoy notaba en cada paso la ausencia de una sonrisa sincera o de una risa no automática que marque la línea triste de la vida.

Cualquier mínimo detalle me ha susurrado al oído que no era suficiente para los demás, que debía asentir callada, pero no mucho más.

He gritado con todas mis fuerzas pero en silencio un abrazo, he pedido mil lunas por que el día reluciese, pero cada sonrisa fingida que dibujaba en la cara me recordaba que no había regalos para mí.

Está claro, hoy no es un buen día.

domingo, 28 de septiembre de 2014

Aquella niña inocente.

Me planté frente al yo de hace 8 años e inocentemente me planteó preguntas que seguían sin estar resueltas. “Necesitaremos algún tiempo más", le dije.
Me preguntó sobre el amor, le respondí que había aprendido bastante, e incluso más de lo que me hubiese gustado.
Le aconsejé olvidarse de lo malo y echar adelante con lo bueno. “Si ni si quiera tú mismo lo haces", me contestó. Qué razón tenía y cómo me dolió escucharlo. Habló y habló sobre sus problemas; “ya tendrás más", puntualicé yo. Aquella niña, pequeña aunque con más cabeza que yo, me había hecho darme cuenta de lo mucho que me preocupaba de los problemas y lo poco que hacía por vivir de verdad. ¿Había dado un paso atrás? ¿Era esa mini-yo más lista? Mantuve conversaciones de horas y horas, sólo para ganarme su confianza y preguntarle “¿Cómo lo haces?". “¿El qué?", respondió ella. “Encontrar siempre algo que te haga seguir adelante, porque a mí se me agotan los motivos". “Piensa en ti", finalizó. Después de esa frase no quedó más que mi cuerpo y mente en un inmenso vacío en el que yo sola bailaba. Aquella niña, aquella yo de hace ocho años se había esfumado y sólo me había dejado esa lección.

viernes, 26 de septiembre de 2014

Past doesn't change.

Ya no sé cómo hacer, no sé controlarlo; sigues siendo mi debilidad. Y fíjate, la primera vez que tus ojos chocaron con los míos mi corazón no latía tan fuerte como cuando ahora me rozas la cara con tu sonrisa (esa, esa que tan perdida me tiene). Pierdo la cordura y encuentro tu mirada como la más brillante. Hemos llegado hasta aquí sin nadie sabe cómo (o a lo mejor sí, pero es más bonito expresarlo así).

Guerra perdida.

“No podía ser. Otra vez no. ¡No!"
Y su sonrisa ganó la batalla.

lunes, 7 de julio de 2014

Qué tranquilidad.

Qué bonita te queda esa sonrisa, alumbrándote los ojos apagados, llenos de recuerdos desordenados. Y la risa, tan alta y fuerte cual añejos robles plantados hace no sé cuántos años. ¿Y tus cosquillas? Esas, esas sí que son imparables al verme reír como una loca con ansias de felicidad. Pero prefiero el beso de después de enredarnos entre tanta risa. Y es que el aire se inunda de cariño con tan sólo unas caricias por allí, otras por aquí y ah, también las demás por llegar. Qué bien se siente entre tus brazos; como si nada pudiese con nosotros. Hasta parece que los problemas se transforman de negro a blanquecino sólo con tan simple acción.
No sé, no te vayas. Hazlo por ti, por mí, por esos instantes en los que todo va bien estando juntos (que suelen abundar).

martes, 24 de junio de 2014

Versos perdidos.


Cuántas almas volando al viento, 
tristes, porque el tiempo
 les ha hecho daño y no justicia. 

Cuántas mentes, débiles, 
atrapadas por oscuros miedos, 
se evaden hacia diversos planetas 
donde la perfección reina. 

Cuántas sonrisas fingiendo ser felices 
para a sus seres queridos no preocupar. 

Cuánta frustración habitando en personas 
que sólo quieren que todo vaya bien
y no pésimo como va.

Cuántas miradas perdidas
en vagones de tren ya olvidados
olvidan hasta el porqué
de su tristeza.

Cuántos besos vagabundos
llenos de melancolía
descubren versos nuevos
en espaldas ajenas.

viernes, 6 de junio de 2014

Folios en blanco.


Escribo, tacho y tiro el folio a la papelera.
¿Cómo puede ser que no consiga escribir más de dos líneas sin odiarlas?

Paro, doy una calada al cigarrillo y un trago al café ya frío.

Escribo, tacho y tiro otro folio más.
Querida cabeza, déjame crear sin que lo critiques.

Paro, miro por la ventana. Ya está atardeciendo.

Escribo, tacho y rompo el folio.
¡No puedo así!

Paro, saboreo las lágrimas que ya acarician mis labios y pongo a Chopin.

Escribo, tacho y dejo el taco de folios en el escritorio.
Hoy no es mi día. La inspiración no está de mi lado (ni tampoco mi autoestima).

(Y sí, así todos los días desde que te fuiste.)

domingo, 4 de mayo de 2014

Enredada en algo que no eres tú.


Me fumé el caos y exhalé felicidad, al compás de un reloj que mareaba con su tic-tac, te eché de menos muy fuerte, con toda mi mente envuelta en ti como el mejor regalo. Me senté en el sillón, puse los brazos sobre los apoya-brazos y me sonreí como solía hacer, para darme ánimos. Escuché mi canción favorita y bailé al compás de tus labios a miles de kilómetros. Leí un libro enredada en mantas, me desenredé y te busqué, pero no estabas para enredarme en ti. Fui al campo, me eché en la arena del camino que habían creado miles de pisadas y grité tu nombre, por si me escuchabas y te daba por volver sólo para pedirme que no lo haga tan fuerte, que intenta dormir.

Son tiempos de valorarles.


"Qué mundo más loco nos rodea", decía mi abuela al ver las noticias. Razón no le faltaba, pero me gustaba contradecirla y dar mi argumento basado en que merece la pena hacer locuras. Ella me miraba atenta, me escuchaba, aunque al final acababa repitiendo la anteriormente mencionada frase. Qué buenos momentos. También me gustaba escribirle, que lo leyese en voz alta y que al acabar me diese un abrazo muy fuerte con lágrimas acariciando sus ojos, a puntos de salir huyendo cual cohetes. Qué suerte tener una abuela así. ¿Y qué me dices de aquellas tardes jugando a las cartas mientras escuchábamos Bob Marley? Oh, esas sí eran buenas.

Ahora que ya no puedo aprovechar tanto el tiempo con ella como me gustaría, miro atrás y pienso "esa mujer sí que sabe cómo crear buenos ratos que recordar". Qué suerte poder seguir viéndola, abrazarla y recordarla lo mucho que la quiero. Es una de esas personas que merece la pena escuchar; de las que no aburren contando batallas; de las que cantan con cualquier excusa que ven; de las que no sonríen mucho, pero cuando lo hacen, iluminan hasta la sombra más escondida. Una de esas personas que vale la pena conocer y apreciar con todo tu corazón (y de las que se hacen rápidamente un hueco en él).

Llevo casi dieciocho años a su lado y, fíjate, creo que cada vez le aprecio más. Se me hace muy especial pasar tiempo a su lado. Cualquier excusa es buena para escaparme un ratito a su lado y hacerla de reír con una de mis tonterías.

Por eso, si tenéis abuelas, apreciadlas como intento hacer yo con la mía, porque son mayores y no sabes cuándo se van a ir. Escúchale, aprende y dales las gracias las veces que haga falta, para que al volver la vista atrás puedas estar orgulloso/a de ti y especialmente de ella.

Gracias por todo, abuela. Eres enorme.

sábado, 3 de mayo de 2014

Todavía lo recuerdo.


Él miraba al infinito, pensativo. Ella miraba detenidamente cada rincón de su cara: sus facciones perfectas, sus ojos grandes y marrones, sus mejillas, su nariz, sus labios dulces y finos y finalmente su barba. No podía entender cómo podía querer tanto a alguien. Entonces ella le preguntó:
-¿Qué piensas?
-Nada.
Ella se tumbó con él y vio todo desde otra perspectiva. ¿Quién iba a decirle que por fin podía besarle todo cuanto pudiese sin tener que odiar la distancia? Con él sus sonrisas eran felices en su totalidad. No podía ser más afortunada de estar tumbada ese sofá junto a la persona que más quería. Simplemente le parecía un sueño de esos que pocas veces se hacen realidad. Toda aquella habitación estaba llena de algo especial, de "quiero pasarme toda la vida así", de risas, de nervios, de miradas cómplices, de besos, de abrazos seguidos de un "no seas boba, si te quiero un montón".

Pero él ya no estaba. Él se fue. Y no sabía nada de él.
-¿Qué piensas? -preguntó alguien.
-Nada -contestó ella, sonriendo con tristeza al recordarlo.

sábado, 26 de abril de 2014

La despedida.

Besos con sabor a despedida, dulces pero dañinos, llenos de un todo y un vago vacío que se mezclan. ¿Amor? Puede ser. Y en el momento del último beso, el cielo se nubla y empiezan a llover escalofríos y un "adiós" casi tan amargo como el café solo, sin azúcar que lo endulce. En instantes así hay dos opciones: aceptar la derrota ante la distancia o no aceptarla y rezar por más besos llenos de un amor que sólo se comprende sintiéndolo.
La tormenta de haber casi perdido a la persona que más quiere se apodera de sí, junto a un enredado nudo en la garganta. Cuando se giró y empezó a marchar hacia una vida en la que él ya no estaba, las lágrimas echando carreras hasta sus labios fueron inevitables. Ella no quería esa vida antes mencionada, sino una con él.

domingo, 13 de abril de 2014

Nada más que la vida.


Ves cómo se te escapa de las manos, cómo te pide un respiro, un poco de calma. Se desgasta como las ruedas de un coche al andar, como se consume un cigarro con cada calada, como se acaba un café con cada sorbo. Te dice que pares de hablar y empieces a escuchar. Suspira por cada rincón y se cuelga de la manecilla del reloj, fuerte. Llora de impotencia y después te sonríe para hacerte ver que se puede. Desvanece y muere en cada intento, pero no quieres escucharla. Se va yendo poco a poco, arrastrándote con ella.

lunes, 7 de abril de 2014

Un poquito de tranquilidad.



Se hallaba sentado en el banco de un parque perdido por Madrid. Miraba cómo los niños correteaban alegres, sin ninguna preocupación. Y entonces se dio cuenta. Por fin empezó a entender cómo funcionaban las cosas. Él había huido de sus problemas para sentarse en aquel banco, buscando la tranquilidad. Y a parte de encontrarla, también dio con la solución de su alboroto mental. Si aquellos niños podían ser felices sin juzgar a los demás, haciendo amigos y jugando más alegres que nunca, ¿por qué él no? La solución estaba en dejar de dar importancia a cosas que no la necesitaban. Tenía que dejar de amargarse. Tenía la vía de escape en sus manos, la clave para no dejar de ser feliz nunca. Y después de mucho tiempo, esbozó una sonrisa sincera y con todas sus fuerzas se levantó del banco, con intenciones de comerse el mundo. Lo tenía claro, todo problema tiene su solución y estaba dispuesto a pensar las cosas más detenidamente, sin dejar que le afectasen lo suficiente como para volver a tener que ir a ese parque a buscar una tranquilidad mental que se veía rodeada del alboroto de los más pequeños.

domingo, 30 de marzo de 2014

Sólo es humo.


Sale de su boca,
pero no son palabras.
Asciende risueño, 
bailando al compás de su cuerpo. 
Escapa libre, divertido, 
como un pájaro sin frenos. 
No se detiene, corre sin rumbo. 
Sólo humo, escapando de mí.
Forma círculos, espirales,
y si te descuidas
hasta cuadrados.
Sin límites, sin fronteras.
Pensamientos sinceros
atrapados dentro de mí
que salen, que juegan,
que al tiempo no esperan.
Pero sólo es humo,
humo escapando de mí.



jueves, 27 de marzo de 2014

Otro rollo.

Rompamos esquemas, no sigamos normas.
¡Escribamos con exclamaciones, sin miedo a nada!
O QUIZÁS EN MAYÚSCULA PARA QUE NOS LEAN DE UNA MALDITA VEZ.
Puede que nos tachen de locos.
¿Pero qué más da?
No pensemos en límites, escribamos en cursiva.
Destaquemos entre todos los demás.
Hagámonos oír entre tanta gente.
Porque no nos van a hundir.
Somos los elegidos.
Abramos los ojos a la gente.
Que vean que nos podemos divertir sin miedo a lo que piense la gente.
Venga, venid, ¡HAGAMOS LOCURAS!

It's easy.


Qué fácil sonreír
cuando todo te sonríe,
qué fácil decir que
tu vida es perfecta,
qué fácil. 

Qué fácil decir
que bien te van las cosas,
y que todos lo crean
(aunque rota estés por dentro).

domingo, 23 de marzo de 2014

Dreams.


A veces creo que sueño demasiado, pero es mi única alternativa a la realidad. Me imagino sentada en cualquier terraza con una taza de café entre las manos, escuchando la música que más me gusta. Tranquila, feliz, como un bebé al que acaban de amamantar con aquello que él más ansia. Sueño con un armario lleno de camisas a cuadros, Converse de todos los colores y miles de pantalones cortos. Me gusta pensar que algún día estos sueños puede que se cumplan. Sé que aún faltan muchas cicatrices antes de ello, e igual no lo consigo nunca, pero que no se diga que no he luchado. Que no se diga que me rendí. A pesar de las cicatrices que el camino hasta esos sueños me supondrá, sé que va a merecer la pena.

Estaría bien conseguir todo aquello con lo que sueño, ¿verdad?

sábado, 22 de marzo de 2014

Demasiado pensamiento suelto.

                 Y es que sólo le salvaría una de sus caricias.

Los pensamientos iban fluyendo por su mente, cual pájaro en el cielo. Estaba presente, pero no parecía estarlo (o quizá no lo estaba). Miraba el techo de la habitación.
"Pienso demasiado", se decía.
Y así, inundada por sí misma, acabó en lágrimas. No se podía creer que eso volviese a pasar. No, otra vez no. Y es que sólo le serviría una de tus caricias para desarmar este desastre y volver a sonreír. Porque es él. Siempre él. Pero no está, y maldita distancia que no permitía esas caricias. Ni cualquier susurro que le hiciese sentir como un barco surcando entre las más cristalinas y tranquilas aguas.

viernes, 21 de marzo de 2014

Sólo son sueños.

Qué bonito pensar que algún día podrás llegar del trabajo sin una ampolla nueva en alguno de tus pies, debido a las tantísimas horas sin parar; y qué bonito soñar que el dinero no es un obstáculo para cumplir lo que más deseas. Qué bien estaría un gobierno que no fuese corrupto, o una humanidad más sincera y humilde. Que bonito es soñar que las guerras puedan extinguirse y no volver a aparecer más. Pero son sólo sueños. Sí, se pueden cumplir como todo el mundo publica, pero dime, ¿cuánta gente conoces que los haya conseguido? Exacto, nadie. Por lo que 'si puedes soñar, puedes ganar' es un rumor callejero tan esperanzador que mucha gente se aferra a él como clavo ardiendo cuando necesita una motivación. Puede que algunos lleguen a alcanzar lo que más desean a base de esfuerzo y circunstancias favorables, pero para otros, esos sueños se les queda tan lejos que no puede hacer otra cosa más que admirarlos y seguir soñando.
Qué bonito despertarse cada mañana con ganas de comerse el mundo, empezando por un buen café; y qué triste acabarlos llorando por esa frustración de ver que las cosas no cambian. El esfuerzo y la dedicación te ayudan a alcanzar muchos objetivos en la vida, pero si no tienes dinero, no serás nadie. Si eres más listo que otra persona, esa persona (en la mayoría de las ocasiones) te intentará hacer pensar que eres inferior, en vez de pedir que le enseñes lo que sabes. Quiero decir, podemos soñar con utopías, pero está claro que el mundo real es muy diferente, y que soñar sólo no basta. Podrás poner todo tu empeño en cambiar todo lo que te rodea a mejor, pero créeme que no lo conseguirás rodeado de gente tan cerrada de mente como la que habita el país.

domingo, 9 de marzo de 2014

Qué bonito.


Qué bonito el mundo cuando me dices que me quieres,
qué bonita la vida cerca de un café.
Qué bonitos tus ojos al mirarme,
qué bonito mi cuerpo cerca de ti.
Qué bonita yo, o tú, o los dos,
qué bonito que me sonrías.
Y qué bonito un 'nosotros',
en vez de un 'tú y yo'.

sábado, 1 de marzo de 2014

Días grises.


Mi vida
se puede considerar difícil.
Mi vida
se va desmoronando.
¿Lo peor?
No hay nadie que consiga recomponerla.

viernes, 21 de febrero de 2014

Qué pequeña.


Qué pequeña puedes llegar a sentirte, ¿verdad? Tú sola, sin que nadie te diga nada. Me refiero a lo pequeña que te sientes cuando fallas a alguien que quieres, o cuando escuchas tu canción preferida y te parece tan maravillosa que te hace sentir inútil. Esos pequeños detalles que te hacen querer desaparecer unos instantes, sólo para saber lo que se siente sintiendo nada. Y qué bonito es a veces sentirte pequeña, al igual que mirar por la ventana mientras llueve, abrazando el café recién hecho con las manos. Fíjate la facilidad con la que nos sentimos pequeños, esa facilidad que incluso a veces odiamos. ¿Quién no ha deseado dejar de sentir esto para poder salir a la calle (al mundo real) pisando fuerte, sin nada que nos detenga? Y es que qué fácil es sentirnos pequeños sin nosotros quererlo.